17 de noviembre de 2005
La encuesta CEP y la realidad nacional
* Daniel Jadue *
El país está perfectamente bien, crecemos a un 6%, pero, ¿Quién es “el país”?. La pobreza ha disminuido a menos del 20%”, pero, ¿Cómo medimos la pobreza? El desempleo está más bajo que en los últimos 7 años, solo un 8%, pero, ¿será cierto que la cifra se obtiene preguntando por quienes trabajaron una hora en los últimos 7 o 15 días? Somos un país modelo, pero ¿modelo para quién?
Todo esto dicen los medios cuyos dueños son partidarios del modelo económico vigente en nuestro país, sin embargo, otra realidad muy distinta vive la gran mayoría de los chilenos todos los días: sin trabajo por meses y años; con sueldos miserables, sin seguridad de ningún tipo, con una educación de pésima calidad que acrecienta las diferencias entre los chilenos y con una salud cada día más cara y menos accesible; sin casas o con casas tan precarias. Nos hemos especializado en crear realidades mediáticas que se afirman en encuestas que dicen lo que quieren que digan quienes las pagan.
Los miembros de la comunidad de las Ciencias Sociales lo sabemos muy bien, las encuestas sirven para mentir con clase. No resulta difícil sesgar una muestra. Tampoco, intervenir los resultados guardando celo de no salirse de los márgenes que te da el “nivel de confianza” o “porcentaje de error muestral” que te permite mantener la credibilidad de los especialistas en “estudios de mercado” a flote. La encuesta CEP no es una excepción a esta verdad.
Quizá resulte útil recordar la encuesta en que el CEP anticipaba los resultados de las elecciones municipales del año recién pasado. En ella, le daban al Juntos Podemos un paupérrimo 2%, mientras la concertación empataba técnicamente en torno al 45% con una leve ventaja para la Concertación. Más que pretender expresar una realidad, lo que dicha encuesta pretendía era crearla. Sin embargo, los resultados le dieron una fuerte bofetada, tanto al Centro de Estudios Públicos, de claro corte Neoliberal, como a los defensores del modelito.
La concertación llegaba al borde del 50%, la derecha se desplomaba al 38% y el Juntos Podemos llegaba a un inesperado 10%.Así las cosas, no cuesta imaginar cuales son las intenciones de los creadores de encuestas y de realidades que nacen de la mano del maridaje existentes entre estos centros de estudios de opinión y los medios de comunicación de masas, fuertemente ligados entre ellos:
1. Asustar a la Concertación para impulsarla a poner sobre la mesa el viejo chantaje de la necesidad de parar a la derecha apelando al voto útil y a la sensibilidad de la izquierda.
2. Desanimar al electorado de izquierda invitándolo a renunciar a consolidar el camino propio en curso caracterizado por la reconstrucción de la unidad de la izquierda y el levantamiento de una alternativa al modelo y al discurso único de la concertación y la derecha.
3. Incentivar a las dos derechas a redoblar los esfuerzos por recuperar el espacio perdido y actuar de forma unitaria con el espejismo de poder llegar al gobierno en una segunda vuelta.
Así los especialistas en construir realidades a través de los medios y las encuestas, los mismos que gustan de confundir la política con las carreras de caballos llamando a votar solo por los que ellos plantean que tienen posibilidades de ganar, esperan eternizar un modelo que por donde se le mire, se bate en retirada, intentando retardar lo más posible la reconstrucción del proyecto de la izquierda chilena.
Total, a los grandes empresarios y a las transnacionales les da lo mismo entre la Concertación y la Derecha pues la concertación ha dado muestras suficientes de lealtad, sometimiento y renuncia y ya está habituada a realizar el trabajo sucio de pretender representar a las grandes mayorías gobernando para el gran empresariado y el 5% que concentra más del 40% de la torta nacional, que es el que finalmente los sale a defender cuando se les critica demasiado, como sucedió con las críticas de Lamarca.
No hay que dejarse engañar, lo que en realidad está pasando en nuestro país es que la derecha se desploma y la concertación pierde apoyo debido a la desilusión sistemática y acumulativa de los que esperaban una alegría que nunca llegó. Justamente por eso los defensores del modelo tienen que inducir el voto hacia los sostenedores del modelo tratando de convencer que este mudo jamás cambiará. Ese es su negocio. No hay que olvidar que los faraones del antiguo Egipto también pensaban que su mundo jamás terminaría y hoy solo podemos verlos en los museos de historia.
Otro Chile es posible. Otro mundo es posible. Solo hay que seguir trabajando duro. Ampliando la base de sustentación de nuestra alternativa, sin hacer caso de los agoreros de siempre que llaman a que algunas cosas cambien para que todo siga igual denunciando el hecho insólito de la igualación de los discursos en épocas electorales y profundizando la unidad de la izquierda y la amplitud y generosidad para invitar a nuestras filas a todos aquellos que, incluso siendo contrarios al pensamiento de izquierda toda la vida, se han encontrado con la triste realidad de confirmar a través de sus propias experiencias que el capitalismo no tiene salida ni futuro y que Otro Mundo es Posible y necesario.