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Seguridad humana, un enfoque alternativo
30 de enero de 2024

Seguridad humana, un enfoque alternativo

* Daniel Jadue *

Desde el retorno a la democracia el enfoque que ha dominado la discusión acerca de la seguridad, es el enfoque de Seguridad Ciudadana, que fue creado por algunos ideólogos del neoliberalismo, como una extensión de la Doctrina de Seguridad Nacional para tiempos de Democracia.


Este enfoque proviene desde la política planteada por el Consenso de Washington y es una herramienta surgida desde EE.UU, que busca imponer por la fuerza las reformas estructurales propuestas por la Escuela de Chicago y aplicadas en Chile y en otras partes del mundo por dictaduras o gobiernos de transiciones pactadas, con el objeto de asegurar el mercado para los productos norteamericanos e impedir el surgimiento de cualquier fuerza social o política que pretenda alterar el modelo de Globalización Neoliberal aún vigente.


Para ello, crea la existencia de un «enemigo interno», el que debe ser extirpado de la sociedad con el objeto de dar estabilidad y seguridad a los procesos de concentración y acumulación de riqueza protagonizados por los partidarios del modelo. Hoy en Chile ese enemigo es el extranjero.


Desde algunos medios de comunicación se ha ido generando un círculo de producción de miedo y temor, de manera tal que se muestra primero el auge de la delincuencia, de manera profusa y detallada, luego las empresas de estudios de opinión hacen encuestas en donde se instala como preocupación número uno la delincuencia y los mismos medios vuelven a comunicar, para terminar el proceso, que en los estudios realizados, la principal preocupación de la ciudadanía es la delincuencia.


Se instala Urbi et Orbi la inquietud y el temor a todo lo desconocido, a lo diferente, a lo que se mueva y al igual que en tiempos de la dictadura, se nos invita a desconfiar de todo: del vecino y vecina, de aquel que camina en la calle, de los jóvenes que buscan esparcimiento en las plazas de los barrios, de los extranjeros y de cualquier otra persona que no sea de nuestro círculo más cercano.


De esta manera, se instala el temor como elemento unificador de la experiencia urbana, transformándolo en uno de los elementos principales del sistema de dominación y afectando seriamente las interacciones sociales y el desarrollo de la sociedad y muy especialmente la de los barrios vulnerables. Paralelamente se monta un lucrativo negocio de la seguridad con Alarmas, Cámaras y Empresas de Seguridad Privada que mueven millones de dólares al año y que generan seguridad para quien pueda pagar y temor para el que lo ve y no puede acceder a ello.


La desconfianza y el abandono del espacio público deviene en la destrucción de la comunidad, de sus redes y en la instalación en su lugar del individualismo más exacerbado:  Es el resultado buscado por los creadores de este enfoque, el que nos invita a encerrarnos en nuestras casas, a elevar los muros de las casas, a cuidar las pertenencias y nuestras vidas con cercos eléctricos y todo tipo de dispositivos, de manera de evitar ser vistos, invadidos, evitar todo contacto con lo desconocido.


La receta de este enfoque es siempre la misma.  Mas carabineros, más comisarías, más alarmas y más cámaras, luego los Drones y más control y por supuesto, más desconfianza.  En otra esfera, mayor poder de fuego y atribuciones a las policías, vulneración de la libertad de movimiento, discriminación por vestimenta y por tipos de corte de pelos; estigmatización de las capas populares, penas más altas para los delitos de los pobres, rebaja de la edad de responsabilidad penal, supresión de garantías y derechos sociales y por supuesto, dejar todo delito de cuello y corbata o donde los protagonistas sean de la clase dominante, sin responsables ni penas efectivas. Todo para instalar la rabia y a su lado… el tan anhelado Orden Social y de paso inhibir cualquier ansia de transformación, porque, inevitablemente, siempre trae incertidumbre y con ello el temor.


Lo anterior lleva, inevitablemente, a vaciar el espacio público y a ceder el mismo a los individuos y grupos que actúan al margen de la ley, en absoluta impunidad, precisamente gracias a la desaparición proyectada de la comunidad.


Desde esta perspectiva, el enfoque de seguridad ciudadana ha terminado actuando como una fuerza centrífuga, alejándonos los unos de los otros, hasta destruir los lazos que antes nos hacían, solidariamente responsables de todo lo que pasaba dentro de la comunidad.


El resultado es elocuente y desalentador.  A pesar de llevar décadas incrementado el gasto en este enfoque, las cifras de delincuencia han seguido subiendo y a cada incremento de poder de fuego de las Fuerzas de Orden y Seguridad, le sigue siempre un incremento mayor del poder de fuego e infiltración en las estructuras estatales del crimen organizado.


Todo lo anterior hace necesario, entonces, intentar caminos alternativos que busquen revertir este proceso con un enfoque que actúe como fuerza centrípeta sobre los individuos, de manera de acercarlos entre ellos hasta que cada vez más miembros de la sociedad puedan resolver algunas de sus carencias, en el seno de su propia comunidad, de manera tal que la corresponsabilidad genere cohesión social y dificulte mediante el control social informal el comportamiento fuera de norma o la actividad delictual.


Uno de los pocos enfoques alternativos que existen para ello es el de seguridad Humana, que encuentra su origen en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a través de su Informe sobre el Desarrollo humano de 1994 en el que se introduce el argumento de que la mejor forma de luchar contra la inseguridad global es garantizar las libertades o ausencias de necesidad y miedo.


De igual manera, el informe sostiene que "la seguridad humana es una categoría de carácter integrativo y que se aparta del concepto de seguridad defensivo de carácter militar que comparten tanto la Doctrina de Seguridad Nacional como la de Seguridad Ciudadana”.


Este enfoque profundiza por un lado verticalmente el concepto de seguridad y su referente pasa de la escala estatal, a la escala del individuo y por otro, supone una ampliación horizontal respecto a las amenazas o riesgos que le afectan.


De hecho, el enfoque identifica siete categorías para garantizar la seguridad humana desde un punto de vista global: seguridad económica, alimentaría, de salud, ambiental, personal, comunitaria y política y consiste en proteger, de las amenazas críticas (graves) y omnipresentes (generalizadas), la esencia vital de todas las vidas humanas de forma que se realcen las libertades humanas y la plena realización del ser humano.


En este sentido integra tres libertades a saber: la libertad del miedo, la libertad de la necesidad (o miseria) y la libertad para vivir con dignidad:


La Libertad del Miedo, implica proteger a las personas de las amenazas directas a su seguridad y a su integridad física.  Se incluyen las diversas formas de violencia que pueden surgir tanto de Estados externos, de la acción del propio Estado contra sus ciudadanos y ciudadanas, así como de las acciones de unos grupos contra otros y de las acciones de personas contra otras personas.


La Libertad de la Necesidad o de la Miseria, se refiere a la protección de las personas de manera   que puedan satisfacer sus necesidades básicas, su sustento y los aspectos económicos, sociales y ambientales relacionados con su vida.


Finalmente, la Libertad para Vivir con Dignidad, se refiere a la protección y al empoderamiento de las personas para librarse de la violencia, la discriminación y la exclusión.


De esta forma, la Seguridad Humana va más allá de la ausencia de violencia y reconoce la existencia de otras amenazas a los seres humanos, que pueden afectar su sobrevivencia (abusos físicos, violencia, persecución o muerte), sus medios de vida (desempleo, inseguridad alimentaria, amenazas a la salud, etc.) o su dignidad (violación a los derechos humanos, inequidad, exclusión, discriminación).


De lo anterior puede inferirse que a diferencia del enfoque de seguridad Ciudadana más tradicional, la Seguridad Humana tiene dos estrategias fundamentales de acción: la protección y el empoderamiento de la sociedad.


La protección, es definida por la Comisión sobre Seguridad Humana como las estrategias, establecidas por los Estados, los organismos internacionales, las ONG y el sector privado, para resguardar a las personas de las amenazas.


Implica establecer medidas de “arriba hacia abajo”, o descendentes, en reconocimiento de que las personas se enfrentan a amenazas que no pueden controlar (por ejemplo desastres naturales, crisis financieras, conflictos).


La seguridad humana requiere la protección sistemática, integral y preventiva. Los Estados son los principales responsables de proveer este tipo de protección, pero también otros actores, como los organismos internacionales, la sociedad civil y las ONG pueden y deben desempeñar un papel importante.


La Seguridad Humana se sustenta en los siguientes principios:


 Centrada en las personas: Las personas son el centro del análisis y, consecuentemente, se consideran las condiciones que amenazan la sobrevivencia, medios de vida y dignidad de las mismas.

• Es multisectorial: Se basa en la comprensión multisectorial de las inseguridades. En consecuencia, además de la seguridad nacional, la seguridad humana implica la comprensión de una gama amplia de amenazas y de sus diferentes posibles causas ,relacionadas con la economía, la alimentación, la salud, el medio ambiente, la seguridad personal, comunitaria y política.

• Es integral: Implica enfoques integrales que enfatizan en la necesidad de respuestas comprehensivas y multisectoriales con el fin de articular las agendas que se relacionan con seguridad, desarrollo y derechos humanos.

• Está contextualizada: Reconoce que las inseguridades varían considerablemente en diferentes contextos y, por lo tanto, promueve la búsqueda de soluciones contextualizadas que respondan adecuadamente a cada situación particular.

• Es preventiva. Al llegar a las causas y a las manifestaciones de las inseguridades, se orienta a la prevención e introduce sus estrategias de protección y empoderamiento.


Aportes desde Recoleta:


Respecto de la Seguridad Económica nuestros aportes han estado dirigidos a fomentar la calificación a través de la Escuela Comunal de Capacitación que entrega cursos  de conocimientos básicos, medios y avanzados, de manera gratuita, en una serie de oficios que posibiliten el emprendimiento tanto individual como colectivo, promoviendo además la asociatividad.


Respecto de la Seguridad Alimentaria hemos desarrollado programas de Capacitación en huertos Urbanos residenciales y comunitarios.


Respecto de la Seguridad en Salud hemos asegurado el acceso a medicamentos a, tratamientos, dispositivos médicos y ayudas técnicas a precio justo y de manera oportuna a través de La Farmacia,  La Óptica y la Odontología Popular. También hemos acercado las prestaciones de salud hacia la comunidad multiplicando por cuatro la cantidad de Horas Médicas Disponibles e implementando un Programa denominado Salud en Tu Barrio, que ha llevado las atenciones de Salud Primaria no invasiva a las Juntas de Vecinos.


Respecto de la Seguridad Ambiental hemos implementado programas tendientes a detener la  Degradación ambiental a través del Programa Basura Cero que incluye Proyectos de Lombricultura, reciclaje y Reutilización en colegios, consultorios y JJ.VV. Tenemos puntos limpios y un Sistemas de Generación de Energías Renovables.

 

Respecto de la Seguridad Personal hemos dado un salto cualitativo con programas de detección temprana de ausentismo escolar, con la Ordenanza Contra el Acoso Callejero y con la instalación de una Casa de Acogida para mujeres víctimas de violencia.  De la misma manera hemos desarrollados Centros de Día para acoger a personas mayores en situación de soledad o abandono y potenciado la organización comunitaria como un mecanismo de intervención y mediación barrial preventivo.


Respecto de la Seguridad Comunitaria nos hemos declarado como Capital Intercultural de Chile, asumiendo la condición de Ciudad Santuario, que son aquellas ciudades en donde no se pregunta ni por el estatus migratorio, ni por la nacionalidad, ni por las creencias de las personas para entregarles todos los beneficios con que cuentan los residentes en el territorio comunal.  Hemos generado Dispositivos de Cogobierno en los Colegios, Liceos (municipales) y Cesfam, en donde la comunidad se hace corresponsable del diseño y desarrollo de las políticas de convivencia y en donde la Municipalidad se plantea sólo como un facilitador.


Respecto de la Seguridad política, hemos instalado el enfoque de derechos humanos como eje Central del diseño y aplicación de las políticas comunales promoviendo el fortalecimiento de las Organizaciones Comunitarias y generando instancias de participación temprana, vinculantes y permanentes.  Esto ha llevado los conflictos a sus niveles más bajos en la historia de la comuna, pudiendo destacar el hecho de que en Recoleta la matrícula municipal ha aumentado en un 90% sin que se hayan presentado ni paros ni tomas estudiantiles en nuestros años de gestión.  Hemos reinstalado la Escuela Pública como el corazón de las comunidades y el centro del desarrollo de la política Municipal a través del Programa Escuela Abierta.


En Recoleta estamos tratando de construir barrios con una ciudadanía que ocupe los espacios públicos y establezca lazos de confianza y de expresión para la formación de varias y variadas colectividades, considerándolos a todos y todas en el diseño de las políticas de las que ellos mismos serán los beneficiarios y beneficiaras, o más bien, diseñando nuestras políticas desde la vida de las personas pero con ellas.


Hemos logrado así que la comunidad que fue destruida con el enfoque de seguridad Ciudadana renazca y vuelva a reencontrarse, a conocerse, a quererse y a cuidarse y retome la senda de la convivencia y de la recuperación de la confianza y de los espacios públicos, como única forma de establecer un control social informal sobre sí misma, sobre sus barrios y espacios públicos de manera tal, que quienes actúen al margen de la ley, ni siquiera puedan circular tan libremente por sus calles, como lo hacen hoy en día.


Creemos firmemente que si el Estado es capaz de asumir que los Gobiernos Locales y las Organizaciones Sociales, tanto territoriales como funcionales, pueden ser socios estratégicos para abordar el tema de lo que suele llamarse Seguridad Ciudadana, habremos dado un paso gigante.

 

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